Pastor Juan Carlos Reyes- 24.11
Pastor Juan Carlos Reyes Derechos Reservados MENV93-22
Lectura Bíblica: Génesis 1:26-28“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” Ref. de apoyo. Isaías 5.20: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo…” Filipenses 2:3-4: 3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. |
Lección Bíblica: Génesis 1:26-28: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…”
INTRODUCCIÓN La moralidad es un tema central en la vida humana, debatido tanto por filósofos como Nietzsche, quien la ve como una construcción social y subjetiva. Nietzsche cuestiona los valores cristianos, argumentando que su moral favorece a los débiles, restringiendo la libertad humana. Sin embargo, la Biblia ofrece una visión distinta, presentando la moral como un mandato divino basado en el amor, la justicia y la voluntad de Dios. En este contraste, exploramos cómo las Escrituras nos enseñan lo que es verdaderamente bueno y justo. Según Nietzsche, los animales actúan por instinto, sin juicio moral, y ese comportamiento es visto como «puro». En cambio, la Biblia nos recuerda que el ser humano, creado a imagen de Dios (Génesis 1:26-28), tiene la capacidad única de discernir entre el bien y el mal. La moralidad humana no es un producto de la cultura, sino una facultad divina que nos llama a reflejar el carácter de Dios, que es justo y misericordioso. Mientras Nietzsche veía la moral como una invención humana, la Escritura nos llama a reflejar el carácter de Dios en nuestras decisiones diarias, mostrando que el verdadero bien y mal son absolutos, definidos por Él (Isaías 5:20). En tiempos donde se relativizan las verdades, es esencial recordar que la moralidad no depende de las estructuras sociales ni de los impulsos, sino de nuestra relación con el Creador, quien nos guía en justicia y amor. En Filipenses 2:3-4, se nos exhorta a vivir con humildad y a valorar a los demás, mostrando que la verdadera grandeza no se encuentra en el poder o la libertad individual, sino en el servicio y el amor hacia los demás. Hoy más que nunca, necesitamos entender que nuestra moralidad no es relativa ni dictada por los instintos, como Nietzsche lo propone, sino que tiene su origen en la naturaleza misma de Dios. En estos tiempos, vivimos rodeados de influencias que quieren redefinir lo que es correcto, pero el llamado cristiano es claro: ser imagen de Dios implica vivir según principios divinos. La moralidad no es algo relativo, sino que tiene su fundamento en el carácter de Dios, quien nos ha llamado a ser fieles a Su voluntad, es por ello que vemos tanta inmoralidades en diferentes poderes del estado y sistema religioso, sin embargo, al vivir conforme a los principios de Cristo, podemos experimentar una vida plena, que no solo refleja la justicia divina, sino que también cumple con el propósito para el cual fuimos creados: vivir en relación con Dios y con su creación. Desde el Ministerio Evangelístico Nueva Vida, les animamos a compartir este mensaje y a vivir una moral que trasciende lo humano, fundamentada en los principios eternos de Dios. Que el Señor, les bendiga en su caminar Pastor Juan Reyes S. Chile |
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