El Espíritu Santo es una realidad espiritual fundamental en la vida cristiana, presentándose como la tercera persona de la Santísima Trinidad. Su identidad no es simplemente la de una fuerza mística o un poder impersonal, sino la de Dios mismo, con una personalidad definida que interactúa de manera activa en la vida de los creyentes (Hechos 5.3-4).
Las Escrituras nos revelan diversas funciones y atributos del Espíritu Santo que nos ayudan a comprender Su papel vital. En primer lugar, Él es nuestro Guía y Consolador, conduciéndonos hacia la verdad y confortándonos en tiempos de necesidad (Juan 16:13). Además, es el agente de nuestra santificación, ayudándonos a crecer en santidad y a reflejar la imagen de Cristo (2 Corintios 3:18). Continuar Leyendo en Temas Bíblicos